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martes, 5 de julio de 2011

El Poder de la Lengua

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ebemos entender que las palabras que hablamos son muy importantes, la Biblia nos enseña muy claramente que hay una relación estrecha entre las palabras que decimos y lo que nos sucede en nuestra vida.

“La muerte y la vida están en poder de la lengua, Y el que la ama comerá de sus frutos.”
Proverbios 18:21

La Biblia nos dice que la lengua tiene poder, con nuestras palabras podemos:

- Edificar o destruir
- Sanar o herir
- Bendecir o maldecir
- Dar vida o matar

“Manantial de vida es la boca del justo. . .”
Proverbios 10:11a

“Panal de miel son los dichos suaves; Suavidad al alma y medicina para los huesos.”
Proverbios 16:24

“La lengua apacible es árbol de vida . . .”
Proverbios 15:4a

Las palabras que hablamos pueden traer:

- Alivio
- Animo
- Consuelo
- Sanidad
- Restauración
- Bendición
- Vida


“Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada; Mas la lengua de los sabios es medicina.”
Proverbios 12:18

Hay personas que usan sus lenguas para causar dolor, heridas, desanimo, destrucción . . . por eso la Biblia afirma que “La muerte y la vida están en poder de la lengua.”.

“Escóndeme del consejo secreto de los malignos, De la conspiración de los que hacen iniquidad, Que afilan como espada su lengua; Lanzan cual saeta suya,  palabra amarga, Para asaetear a escondidas al íntegro; De repente lo asaetean,  y no temen.”
Salmo 64:2-4

Maldecir quiere decir “Hablar mal de algo o de alguien”, cuando hablamos mal de nuestro esposo o de nuestra esposa, estamos hablando maldición, cuando hablamos mal de la iglesia, estamos hablando maldición . . . por eso, si hemos estado hablando mal, si hemos estado maldiciendo, arrepintámonos y empecemos a hablar bien, hablemos bendición.

Bendecir es “Hablar bien de algo o de alguien”, hemos sido bendecidos para que podamos bendecir, por tanto, hablemos bien de nuestros amigos, de nuestros esposos, de nuestras esposas, de nuestros hijos, de nuestras familias, de nuestras congregaciones, de nuestras ciudades . . .

Yeshua conocía el poder de la lengua.

En Marcos 11:14 Yeshua dijo algo a la higuera muy significativo:

“Nunca jamás coma nadie fruto de ti.”

A la mañana siguiente Pedro le dijo a Yeshua (v. 21):

“Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado.”

Yeshua pronunció una maldición con sus palabras, habló muerte a la higuera y la higuera se secó desde las raíces.

En otra ocasión, Yeshua se dirigió a un hombre que llevaba muerto cuatro días y le dijo:

“¡Lázaro, ven fuera!”
Juan 11:43

Cuando Yeshua dijo esto Lázaro salió de la tumba, Lázaro resucitó. Yeshua conocía el poder de la lengua.

En Mateo 8:5-13 un centurión se acercó a Yeshua y le dijo que su criado estaba paralítico y atormentado, en el versículo 8b podemos leer:

“Solamente dí la Palabra, y mi criado sanará.”

Las palabras pueden sanar, pueden herir, pueden edificar, pueden destruir, pueden dar vida, pueden producir muerte, pueden bendecir, pueden maldecir . . . . . .

Puede que estés pensando que Yeshua pudo hacer todas estas cosas porque El era Dios, pero la Biblia nos enseña que:

“De cierto,  de cierto os digo: El que en mí cree,  las obras que yo hago,  él las hará también;  y aun mayores hará,  porque yo voy al Padre.”
Juan 14:12

¿Qué queremos decir cuando cantamos “Yo quiero ser como tú.”? ¿Queremos ser como Yeshua?

Queridos hermanos, si somos como Yeshua:

- Vamos a dar de comer al hambriento.
- Vamos a predicar las Buenas Noticias a los pobres.
- Vamos a sanar a los enfermos.
- Vamos a liberar a los cautivos.
- Vamos a echar fuera demonios.
- Vamos a escandalizar a los religiosos.

Todo esto es lo que queremos decir cuando cantamos “Yo quiero ser como tú”.

Yeshua sabía que las palabras que hablamos son poderosas y nosotros debemos entender y asimilar esta verdad.

“Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar,  y no dudare en su corazón,  sino creyere que será hecho lo que dice,  lo que diga le será hecho.”
Marcos 11:23

El verbo “Decir” aparece tres veces, el verbo “Creer” aparece solamente una vez. Esto nos muestra que Yeshua pone el énfasis en el “Decir”.

No debemos ser cristianos pasivos ante las circunstancias de la vida. Debemos ser activos, debemos levantarnos y actuar en el nombre de Yeshua.

Debemos hablar:

- A nuestra montaña.
- A nuestra situación económica.
- A nuestra familia.
- A nuestra enfermedad.
- Al diablo.

Cuando la enfermedad viene a nuestras vidas no debemos darle la bienvenida, debemos proclamar la Palabra de Dios: Isaías 53:4-5 / Salmo 103:3 . . .

Cuando nuestra economía no esté bien debemos hablar a nuestra escasez lo que dice la Biblia: Salmo 23:1 / Filipenses 4:19 . . .

Cuando el diablo venga a nosotros para robarnos o destruirnos, debemos proclamar la Palabra de Dios: Santiago 4:7 / Apocalipsis 12:11 . . .

Ante cualquier montaña, ante cualquier situación, ante cualquier adversidad, ante cualquier demonio, debemos usar la Espada del Espíritu y confesar: Escrito está . . . Escrito está . . . Escrito está . . .

No debemos ser pasivos ante las montañas que se presenten en nuestro camino. Debemos empezar a confesar lo que creemos y debemos dejar de hablar de lo que vemos o sentimos.

“. . . porque por fe andamos, no por vista . . .”
II Corintios 5:7

“Creí, por lo cual hablé, nosotros también creemos, por lo cual también hablamos.”
II Corintios 4:13b

No hablamos lo que sentimos, no hablamos lo que vemos, hablamos lo que creemos, por eso en Joel 3:10 podemos leer:

“. . . diga el débil: Fuerte soy.”

Si creemos bien, vamos a hablar bien, si creemos mal, vamos a hablar mal. Nuestras palabras revelan la fe que tenemos y no solamente la fe que tenemos, sino también lo que hay en nuestro corazón.

“. . . porque de la abundancia del corazón habla la boca.”
Lucas 6:45b

Lo que hay en nuestro corazón saldrá por nuestra boca. ¿Hay duda en nuestro corazón? ¿Hay incredulidad? ¿Hay temor? . . . De la abundancia del corazón habla la boca.

Por eso, es muy importante que leamos las Escrituras cada día porque “la fe viene por el oír, y el oír, por la Palabra de Dios” (Ro. 10:17).

La Palabra de Dios debe estar en nuestra boca y en nuestro corazón.

“Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley . . .”
Josué 1:8a

“Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón.”
Romanos 10:8a

Hasta ahora hemos visto que:

- Nuestras palabras son poderosas, pueden dar vida o pueden matar.
- Nuestras palabras revelan la fe que tenemos.
- Nuestras palabras revelan lo que hay en nuestro corazón.

Ahora vamos a ver que nuestras palabras revelan lo que somos.

¿Por qué sabemos que Dios es bueno? Porque su Palabra es buena.

¿Por qué sabemos que Dios es Santo? Porque su Palabra es santa.

¿Por qué sabemos que Dios es verdadero? Porque su Palabra es verdad.

La Palabra de Dios nos revela como es Dios, de igual forma nuestras palabras revelan nuestro carácter, nuestra forma de ser.

La muerte y la vida están en poder de la lengua.

Si creemos esta verdad vamos a:

1. Vigilar las palabras que hablamos de nosotros mismos. Confesemos lo que Dios dice acerca de nosotros, proclamemos las promesas que Dios nos ha dado.

“El que guarda su boca guarda su alma; Mas el que mucho abre sus labios tendrá calamidad.”
Proverbios 13:3

2. Vigilar las palabras que hablamos de los demás.

“Los labios del justo apacientan a muchos . . .”
Proverbios 10:21a

Como Padres debemos bendecir a nuestros hijos. Eliminemos frases como:

- Mi hijo es más malo que un demonio.
- Mi hijo nunca me obedece.
- Mi hijo está siempre enfermo.
- “Hijo no sirves para nada.”

No maldigamos a nuestros hijos, no hablemos mal de ellos, hablemos siempre bendición sobre sus vidas.

Como maridos debemos bendecir a nuestras esposas y como esposas debemos bendecir a nuestros maridos. Eliminemos frases como:

- Eres igualito que tu padre.
- Nunca vas a cambiar.
- Nunca vas a hacer las cosas bien.

Como parte de la familia de Dios debemos bendecir a nuestros hermanos, debemos bendecir al Pueblo del Dios Vivo.

- Dios tiene grandes cosas para nosotros.
- Lo mejor está por llegar.
- Su Pueblo está avanzando.
- El Señor está con nosotros.

También debemos bendecir a los que todavía no conocen a Dios.

- Mi marido puede cambiar.
- Mi vecino puede cambiar.
- No hay nada difícil para Dios.
- Dios está obrando en mi amigo.

“Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.”
Mateo 12:36-37

“Del fruto de la boca del hombre se llenará su vientre; Se saciará del producto de sus labios. La muerte y la vida están en poder de la lengua, Y el que la ama comerá de sus frutos.”
Proverbios 18:20-21

Fuente: http://ministerioluzalasnaciones.com/lalengua.html

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